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lunes, 11 de febrero de 2013

¿Cómo crear un Tirano?




   Se acaba el tiempo y la vida es mucho más gris de lo que cualquier persona normal pueda soportar. El clima interno tiene esa lluvia finita que te moja sin que la veas. Pero esta no es otra de esas historias depresivas, es algo más real (y por lo tanto más horrible).
   Me veo cada vez más parecido a esa gente que anda por el mundo con su cara de bragueta, con la impunidad de sentirse como el orto sin dar explicaciones. A veces quisiera salir corriendo y encontrar un lugar en el que sentirme más colorido. Siempre la respuesta es la misma, irme a revolcar en la mierda ajena, como si eso desatara todos los nudos. Y todo sigue igual de gris, apagado, con la rutina de un aburrido oficinista y jefe de familia, esperando el momento de cortarse las venas y manchar el cuaderno de rojo. Hasta la estupidez es una escusa justificada para romper la monotonía. Repito, repito, y repito, pero me dan ganas de vomitar. La rueda de la fortuna perdió varias monedas y no hace más que girar sin destino. Ya no tengo suerte, si es que algún día la tuve. Me aburro. Respiro, y me sigo aburriendo. Dicen que es una cuestión de actitud, pero no es fácil remar en un río de oscuro y empalagoso chocolate. Es asqueroso. 
   Todos te miran con esa cara de y ese viejo choto de donde salió, porque el rebaño no soporta ver a un tipo cualquiera que hable menos de dos palabras por minuto. No aportás a la causa. Uno tiene que darse cuenta cuando un largo viaje es la solución. La idiotez humana es un camino que no tiene límites. Y desde que dios muró, allá por los '60 en la revolución hippie, la vida en sociedad se puso dura. No hay nadie que te defienda. O te convertís en un pibe canchero o te pasan por arriba. Podemos suponer con esto que la masa es un tractor cero kilómetros. 
   Sigo gris, y ya me pudrieron las películas en blanco y negro. Pero hay algo que odio mucho más: el bullicio de la modernidad mediática. Los caminos parecerían ser dos, o te integrás, o salís corriendo. En mi caso propongo una tercer ruta: dominarlos para que hagan lo que uno les pide. Si logras usar a tu favor ese tono grisáceo, lo que antes te hacía un paria te vuelve ahora el líder de los idiotas. 
   El siguiente paso es elegir un tema que logre unirlos entorno a un espíritu nacionalista; por ejemplo la lacra de los inmigrantes le quitan el empleo a nuestros compatriotas o la inseguridad es un producto de los negros y de las clases bajas justifican muchas acciones y servirán a tu propósito.
   Es por esto que no hay que ver a la masa como un ente peligroso, sino como a frascos vacíos muy fáciles de llenar. Y no fue necesaria ni una gota de color. 


martes, 5 de febrero de 2013

Por amor al arte





   Ahora todos son artistas. Alcanza con ponerse en bolas en una revista, tiradas en la playa con el culo lleno de arena, para ir por el mundo levantando un título que no les pertenece. Se le ha perdido respeto al arte, y las chirusas de hoy en día se creen parte de la historia cuando sólo están en sus quince minutos de fama. 
   Siempre me molestó la gente soberbia, y esa actitud que tienen algunos de creerse los protagonistas de una película que en realidad nadie quiere ver. Pero estos son un caso especial. Han expandido el concepto de artista a "gente que sale en televisión", y de hecho el sensacionalismo termina siendo lo único que consume la masa. Se confunde Arte con soplido populista. 
   Pero esta distrofia conceptual no es culpa y creación del pos modernismo  proviene de algunas décadas atrás donde se creía que la obra se convertía en arte desde el momento en el que el contexto así lo señalaba.  Esta idea se fue desarrollando hasta relacionar por alguna puta razón aquel viejo museo donde un inodoro se le equiparaba a la mona lisa, con la caja boba, aparato donde cualquier inodoro puede ser el trono de un rey. Empezando por actores que en realidad no lo son, y siguiendo con un montón de figuras repetidas, mediatizaciones de la estupidez humana, la vida se ha convertido en una oquedad masificada, oquedad a la cual se la ha identificado con las pinceladas de un cuadro imaginario. 
   Hoy todos son artistas porque en realidad no saben lo que son. Es mucho mejor entrar en soberbia, anunciando cualidades que uno no tiene, antes que caer en el abismo de la certeza y descubrir que uno es un don nadie.