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viernes, 28 de diciembre de 2012

La tostada cae siempre por el lado de la mermelada




 ¿Por qué las cosas siempre tienen que ser como uno teme que sean? Que la puta tostada caiga siempre del mismo lado no significa que una vez no pueda hacernos el grato favor de cambiar su rutina. Estamos en el momento decisivo, con ese nivel de éxtasis incluso parecería que toda nuestra vida dependiera de ello; sabemos que existen grandes probabilidades de que perdamos aquella batalla contra la voz repetitiva del destino, pero confiamos estúpidamente en que hoy sea diferente. Ahí es adonde dirijo mi atención. No hay nada, absolutamente nada, que te haga pensar lógicamente que algo que vino sucediendo de determinada manera vaya a cambiar.
Si, cual madre de adolescente virgen, la mosquita se empeña en cagarte la noche con ese zumbido infernal, ¿qué carajo te hace pensar que hoy va a cometer la gentileza de picarte directamente para que puedas dormir lo más tranquilo? Fácil, porque sos un Pelotudo que cree que la vida es un juego. Mentira, es lo mismo todo el tiempo. Siempre te muestran las mismas figuritas y vos no hacés más que mirarlas y decir “okei, ya te agarré la mano, siempre vas por A, hoy vas a ir por B”… FORRO, ¿¡Tan difícil es pensar que de nuevo va a ir por A?! Sí, claro que sí, porque no nos gusta lo previsible y queremos que las cosas sean lo más dramáticas y complejas posibles.
No tires al gato por la ventana esperando a que caiga de espaldas y se haga concha contra el asfalto. No esperes a que mamá venga y te diga que está encantada con tu nuevo novio (ella odia a tus novios). No repitas como loro que tu hermano menor es un dulce porque jamás te lo vas a creer. Menos que menos grites en la calle que por fin encontraste a tu príncipe azul, porque este también te va a cagar con tu mejor amiga (sorry). Tampoco adelantes quince minutos el reloj creyendo que eso te convertirá en mister puntualidad.
No busques agujas en el pajar, nadie en su sano juicio guardaría una aguja en un pajar. Él no va a dejar de ser celoso. Ella no va a dejar de usar minifaldas para que tu novio le mire el culo. Él no quiere decirte que sos demostrativa, quiere decir que sos desesperada. No creas lo que más te conviene. No busques que la realidad mute mágicamente porque a tu concha se le ocurrió que así debía hacer. La puta tostada cae siempre del mismo lado. ¡ Punto!

domingo, 23 de diciembre de 2012

A guardar, a guardar, cada cosa en su lugar




Me gusta el orden y mi cabeza es un completo desastre.
Que casualidad.
Se ve que mi vida no tiene arreglo.
Sepan disculpar, supongo que todos ustedes han tenido también algún ataque de acidez contra ustedes mismos. 
Con el tiempo uno se acostumbra a odiarse, te levantas a la mañana y el "te odio forro" pasa a un leve "ni me hables", y va descendiendo el nivel de ira hasta un simple y poco irascible silencio
Ahí es donde está el quid de la cuestión, silenciar es darle lugar al orden, a un espacio vacío en la mente donde ya no hay lugar para discusiones internas. 
No hay un diálogo donde exista la posibilidad de agarrarnos a trompadas con el Ego. Él trata de hacer contacto y las neuronas comienzan a llenarse de polvo nuevamente. Somos una estantería llena de mierda.
Pero barrer una vez cada tanto no hace mal a nadie. Si la mente es nuestra mascota sólo hace falta adiestrarla. 
De todas maneras sigo sin entender cómo es que las mariposas pueden estar tan tranquilas sabiendo que el cambio es irreversible, ni cómo los árboles respiran calmados con la muerte soplándoles la nuca. A mi no me sale, me cago en los cuervos pero no puedo evitar ser un tarado y ahí es donde entra en juego la presión. ¿Ves que no hacés nada bien?
Callate. Mejor seguí con lo tuyo.
El punto de conflicto es esa pieza del rompecabezas que siempre falta. Seguro se la comió el gato. Ese animal de mierda, tan vueltero, giratorio como mi cabeza cuando me pongo a pensar en estas cosas. Y pensar, ahí está el problema también.. debería dejar de hacer estos monólogos y madurar un poco. Total, nunca llego a ninguna conclusión. 

"Sacar belleza de este caos, es virtud." 

jueves, 13 de diciembre de 2012

Soy de la vieja camada, esos que aún disfrutan la soledad



   La gente no entiende el concepto de no me molestes, me gusta estar solo; y cuando se nos ocurre juntar fuerzas y pronunciar una oración de ese tipo, sus caras son la muestra de que la sociedad nos odia. Es una manera particular de estar locos, el primer paso antes de hablar con un desconocido en el colectivo. Pero ellos pretenden que nos hagamos los copados, saliendo de joda todos los viernes a la noche, como si el tren de la vida pasara por la estación del coma alcohólico. 
   Nos acostumbramos a que nos insultaran con palabras raras de todo tipo, solo porque no nos divierte lo mismo que a los demás. ¡Perdón señores por no ser partes e una masa patética que sólo disfruta su vida cuando está arruinando la de los demás! No tengo desarrollado el instinto adolescente y seguro mi actitud les hace acordar a la de un viejo aburrido. ¿Y saben qué? Es porque nos gusta lo mismo: sentarnos a leer un libro, caminar por la ciudad sin nadie que nos saque charla, escribir estas cosas en vez de salir en televisión. Son estilos, el mío parece indefenso, y dudo mucho que a alguien le moleste.
   Ustedes son más valientes, sobre todo en esto de ser personajes prefabricados. Debo confesarles que eso que hacen me parece muy pintoresco; hablo de cuando actúan como chicos de cinco años, sin pensar en las consecuencias. Ya los escucho responder por lo menos sabemos divertirnos, y ahí está el problema. El concepto de diversión que manejan es tiránico (por no decir estúpido). Veámoslo de otra manera: si técnicamente hago lo que me piden me voy a aburrir y ese no es el punto al que queremos llegar.
   Puedo ser un ortiva, como dicen ustedes (una raza muy particular de simios que no lograron evolucionar), por no tragarme esa linea de merca, y tengo mis razones para no meterme cosas raras por la nariz. La normalidad está muy sobrevaluada. Y siguiendo en este camino de no tragarse lo que otros te obligan a ingerir, uno de los tips que más problemas tiene al pasar por mi garganta es el de la amistad. Toda esa burbuja inagotable de pelotudeces sólo pueden hacerse realidad cuando existe el séquito que las respalda.  Es como en política, el líder lleva a su pueblo a la perdición pero les promete que los va a sacar; y ellos lo siguen porque no tienen nada más que hacer en su tiempo libre (de más está decir que no se les permite hacer nada).
   En el país de lo absurdo nadie es libre de ser libre. Enseñan que "debes ser tu mismo" pero si se te ocurre una linea editorial diferente, te miran como a un iraní suelto en Manhattan. 

martes, 4 de diciembre de 2012

Para algo se inventaron los psicólogos


A ver si me expreso con claridad, no tengo ganas de que ser ni el psicólogo ni la oreja de nadie. Esto de salir por la vida a buscar amigos nuevos me produce una demasiada paja (puede leerse también como ni en chiste gasto mis energías por vos). Hay muchas personas que no saben distinguir entre un salí de acá con un te escucho de mil amores. Para ellos todos es lo mismo y lo único que interesa es que uno se enfoque en ellos. Hay un problema interpretativo de base: en serio, me chupa un huevo.
De todo corazón te la remaría para que pienses que me súper interesa que a tu novio no le guste tu guiso de mondongo, o que se pasó la tarde jugando a la play en vez de acompañarte a la casa de tu vieja. En estos casos hacerse el boludo viene como anillo al dedo. Posta que me la soba en 3D si te mandó un toque en facebook a la putita de su amiga (esa que se la pasa cuchicheando con él los sábados a la noche) o si no te quiso comprar un ramo de rosas el día de los enamorados. Si me doy el lujo de contestarte es porque de pura casualidad tengo alguna que otra frase guardada en mi carpeta de documentos mentales (una reserva para casos especiales como este).
En la misma línea discursiva me place ubicarlo a usted, señor taxista; no me interesan ni la vida de sus hijos, ni lo peligrosa que está la calle, ni lo estúpidos que son los del servicio meteorológico para acertar con el clima. Si me ve cayadito en el rincón de su mugroso auto es justamente porque no quiero entablar conversación alguna con usted. ¿Nos entendemos? Parecería que usted no lo entiende. Cada vez que me subo a su coche me encuentro con una interminable lista de carreras universitarias por las que pasaron sus crías, con su odio a la humanidad o con cualquier pelotudez relacionada con la rutina. Posta, es desesperante. No quiero saber más. Mejor me bajo acá.
Estar esperando el colectivo es otro de esos lugares comunes en donde uno es susceptible al ataque del amiguismo repentino. Con un que frío que hace ¿no? comienza la tortura que durará aproximadamente veinte minutos, hasta que esa vieja chota con tapado de chinchilla se digne a subir al colectivo o nosotros nos animemos a mandarla a la mierda de forma repentina e inesperada.
Por supuesto que uno los mira, pensando en otra cosa mientras asentimos con la cabeza como si hubiéramos escuchado cada palabra. De pronto vemos que la persona no habla más. Crisis, claramente está esperando una respuesta, algún concejo que logre cambiar su vida. Depende de su cara, si está sonriendo o parece tener ganas de llorar, es que uno va a tirar sutilmente algo como mmm que mal  o, en su defecto, che, que copado, esperando a que eso nos salve de un desarrollo más profundo, o que simplemente la otra persona se de cuenta de que uno no es un ser social.