No tomamos decisiones si no estamos seguros de que ello nos traerá inexorablemente buenos resultados. Vivimos en una época en la que nadie toma riesgos ni vive aventuras. La tele lo dice muy claro, el chongo de las publicidades llegó hasta ahí cuando un día mágicamente lo pararon en la calle y le dijeron yo tengo lo que vos necesitas. Hay que aprender a escuchar, los medios no se equivocan.
Tampoco digo que vayamos a recorrer el mundo de mochileros, pero no estaría mal tirarse a la pileta antes de ver si tiene agua. La seguridad tan sobrevaluada no produce más que vagancia, gente tirada en sus sillones esperando a que alguien solucione la vida por ellos.
Voy a hablar en particular a quienes, por ejemplo, quieren abandonar el seno materno. Irse de la casa de los padres es quizás la decisión más importante y más vital que un hombre o una mujer pueden tomar para el desarrollo de sus vidas; pero siempre cometemos el mismo error, nos sentamos a esperar a que el universo nos envíe alguna señal del tipo "hijo, ya tenés 35 ¿no creés que es tiempo de que vivas sólo?" o para no llegar tan al extremo, queremos que alguien ya haya arado el terreno para poder sembrar y no nos arriesgamos a hacer todo el trabajo.
Es muy fácil pretender empezar nuestra vida al mismo nivel en que viven las personas que nos rodean. Vemos que la familia vive en su casa, con sus labores estables, y sin muchos peligros aparentes de quedar en la calle. El miedo nos frena y nos ata a la comodidad del hogar. Tal vez haya que vivir incómodos durante un tiempo, con el temor de que todo salga mal, arriesgando lo poco que conseguimos por el deseo de construir un futuro (y no esperar a que alguien nos lo traiga servido en bandeja).
Desde donde estamos no se ve si la pileta tiene agua, sólo conocemos nuestras ganas de hacerlo. Quedarnos a hablar teorías sobre cómo el hombre disfruta de estar en el agua sería estúpido si toda esa charla no va acompañado de actos concretos. Y para eso uno necesita tomar riesgos y, evidentemente, cagarse en lo que todos los habladores alrededor pretenden y promulgan.