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martes, 4 de junio de 2013

Cojer es para bobos


   Estamos en un estado de placer. Ya casi cogemos por deporte, para que pase el tiempo cuando no hay nada de que hablar. Ni me gasto en preguntarle el nombre porque son demasiados; a este pongamosle Roberto. Lo conocés en algún bolichongo de mala muerte, te lo levantas en un rincón y terminan empomados, empepados y enlechados hasta que sale el sol (que es media hora después de haberlo conocido).  Te vas a tu casa como si nada, y tu vida vuelve a ser la misma mierda vacía de siempre. 
   Coger es para tontos, para esos tipos que no ocuparon el tiempo con rutinas extensamente monótonas ni frustraron sus sueños con decisiones básicas. Sólo se desnuda la gente inmoral sin sentido del buen gusto [como los jóvenes bloggers y las bailarinas de danza clásica].
   Fuera de joda, no entiendo el mecanismo por el cual cuanta mayor cantidad de ropa llevás encima, mayor probabilidades tenes de ser alguien en la vida. El que escribió eso esta claro que nunca la puso; hipócritas gordos y asexuados. 
   Peor es el caso de esas viejas fifi que han recorrido ríos de leche y ahora se hacen las madres del decoro. Porque seguro que a sus ocho hijos los compraron en un mercado de pulgas. No conozco a ninguna de estas damas que sea virgen; se casaban a los quince anos con hombres de cuarenta, parían como si estuvieran cocinando torta fritas un domingo lluvioso y tenían tantos amantes como bufandas de lana. Podrían empezar dándonos el ejemplo. Seria mucho mas respetable si anduvieran en concha por la vida, mostrando todas las marcas de su amplio repertorio sexual.
   En la misma linea están nuestros amigos los curas, quienes defienden la castidad y no tienen sexo si no es con pendejos tiernos y comestibles. Esa postura se relaciona mucho con la mentalidad medieval de coger a escondidas para mantener el misterio. El mundo católico es una gran película porno del cine francés; todo tan estúpidamente engañoso.
   Al final de cuentas el sexo es para los bobos que caen ante la tentación de querer disfrutar los placeres de la vida (que vendríamos a ser todos). 





martes, 14 de mayo de 2013

El gen intelectual

   


   Podría haber sido la persona más divertida del mundo, pero no ¡me tocó ser inteligente! y eso en idioma mediocre es condenarse al aburrimiento eterno. Uno no puede ni siquiera tener identidad que ya lo están encasillando. Hasta llega el punto en el que ni siquiera intenta divertirse por miedo a que crean que a uno lo secuestraron un grupo de alienígenas y le removieron los órganos. 
   Aunque piensen que es fácil sentarse a leer nietszche en vez de cambiar el mundo, la vida del intelectual está conformada por estructuras rígidas y por leyes objetivas que no le dan mucho margen de maniobra. Para empezar, este sujeto debe estar lo más alejado posible del mundo "popular"; desde ya no mira televisión y escucha radio nacional sólo los domingos por la tarde. Usa anteojos porque le parece 'cool' y palabras difíciles al hablar, como si fuera por la vida con un diccionario de bolsillo.
   El problema está cuando uno se ve condenado a sostener esa imagen. Intenté ir al gimnasio seis veces por semana, y gatear con cuanto chongo se cruzara en mi camino, pero no estuve cómodo en ese rol de psicópata sexual. Intenté salir de joda los viernes y sábados por la noche, pero terminaba en un rincón, con un martini esperando a que prendieran la luz y nos fuéramos a casa. Intenté hacerme amigo de cuanta persona apareciera y organizar fiestas copadas, llenas de droga y desenfreno, pero me volví loco a la media hora y ni siquiera pude ponerme en pedo. El diagnóstico final es que soy un tipo aburrido. No hay lucha que alcance para cambiar la esencia de una persona, creo que estoy preso del puto gen intelectualoide, y por más que me haga el pendejo fachero nadie se la va a creer. 
   Así aprendí que el tipo serio no debe hablar en las reuniones sociales, ni dibujar paredes con graffiti, ni mucho menos hacer chistes fuera de lugar para romper con el ambiente,  debe dedicar su tiempo a pronunciar discursos que nadie escuchará, tomando café en algún barsucho abandonado de esos que sirven medialunas de hace una semana. Emparchan sus sacos (siempre marrones) justo en el codo y no se adaptan a la tecnología por más que la necesiten. Las estructuras nos encierran en los prejuicios que nosotros mismos creamos, sin darnos la libertad de salir de la rutina y de hacer cosas nuevas. 
   Es, como siempre, una cuestión de orgullo. 


sábado, 16 de marzo de 2013

Sobre lobos y corderos




   Nunca voy a entender esa puta ambición humana por querer ser mejor que los demás. Lindo sería si el espíritu de competitividad fuera parte de un objetivo mayor que podría ser, por ejemplo, salvar al mundo. Pero visto y considerando que lo único que nos motiva es pisarle la cabeza al que tenemos arriba, podemos concluir que somo una raza de mierda. 
   Me agarran en un día medio bajón, lo que en este caso potencia el cinismo y aumenta mis ganas de criticar lo que no funciona. La cuestión es la siguiente, no creo que haya necesidad de andar por la vida enrostrandole a los demás la pulsión interna por llegar a la cima de la montaña. Es un lugar tan alto y tan alejado que nadie, salvo el Papa, conoce. La vida no es un campo de batalla, ni un ring en el que nos medimos constantemente con nuestros propios miedos. Es algo mucho menos cínico de lo que la hacemos parecer. O eso creo, por lo menos. ¡Qué ironía!
   Esa gente que te da vuelta las cosas, y que empuja cada tema a una eterna discusión. Esa gente que te mira desde arriba y te pisa las manos para que ni siquiera puedas amagar a defenderte. Esa gente macabra, de risa fácil. No digo que sean malas personas, pero a uno tampoco le gusta sentirse siempre en inferioridad de condiciones, después de todo ganar nos gusta a todos, sólo que no siempre se gana matando al rival, a veces solo alcanza con ser el mejor sin provocar el sufrimiento del otro. 
    En el fondo todos somos lobos y corderos, mitades incompletas de una guerra confusa que nunca acabó. No creo que en santos ni en demonios, por lo tanto luchar por demostrar algo, competir por ser más que un sucio corderito no sólo es hipócrita, también es insostenible. Porque quizás estemos tan sucios como ese cordero al que estamos desilachando. Si lo miramos un poco mejor, hasta se nos parece bastante. 

martes, 12 de marzo de 2013

Esperando el colectivo



   El silencio es una manera elegante de mandarte a cagar. me gusta lo sutil, y a veces es mejor eso antes que armar quilombo. Si fueras un desconocido no habría problemas, seguiría caminando y listo, pero no sería justo porque aquel par de palabras alcanzaron para crear un vínculo... y me enseñaron que de eso y del ridículo no se vuelve. Esperamos hace quince minutos, y creo que me caes bien, aunque tengo miedo de ilusionarme para después tirar todo por la borda.
   Por suerte el 521 es de los que más tardan, porque no quedaría mirándote cada mañana antes de ir al trabajo, pero esa voz chillona y estúpida intención de no callarte ni un minuto hacen que no den ganas de matarte con la indiferencia.

    Me molestan las charlas fuera de contexto, esos momentos incómodos en los que cualquier NN se te acerca a comentar durante decenas de minutos la odisea de esperar el colectivo.

viernes, 8 de marzo de 2013

Algunas libertades valen menos que la esclavitud



    Tenemos la puta costumbre de creer que diferenciarse es igualar derechos. Si bien ayer fue el día de la mujer, el hecho trasciende la cuestión genérica y se inocula como un virus en todos los guetos sociales que nosotros mismos creamos para sentirnos más especiales. ¡Qué raza estúpida! Luchamos por libertad y después nos esclavizamos en la jaula de la mediocridad. 
    Las damas primero. Ellas tienen esa manía poco original de subirse al colectivo y pedir el asiento, como si algo en sus genes las convirtiera en personas débiles e inferiores. Uno las mira y piensa no quiero que se caiga, debe tener los huesos de cristal, no vaya a ser cosa de que la empujen y se rompan. Y logran su cometido, ocupando un lugar de privilegio. Ahora, si quieren ser iguales ¿No corresponde que dejemos de tratarlas como a niños con problemas de deficiencia mental? En la misma linea va el concepto de caballerosidad  ¿Qué es lo que se está diciendo cuando se le pide a un hombre que abra la puerta del auto para que entre su princesa? Se le está exigiendo que ocupe el lugar de superioridad que le corresponde, que proteja a la pobre infeliz que ni siquiera es capaz de entrar a un coche por sus propios medios. ¡Queremos igualdad pero danos privilegios! Ja Ja, que graciosas
    En segundo lugar corresponde hacer una auto critica a los putos, una raza de maricas sin alas que nos creemos dueñas del buen gusto. Aquí ocurre algo similar al ejemplo anterior, vivimos sufriendo discriminaciones, casi aceptando que nos basureen en la cara sólo porque amamos diferente... ¿Para qué? Para que  una vez por año se nos ocurra hacer una marcha mostrando lo orgullosos que estamos de ser diferentes, con plumas en el orto y sexo por doquier; una forma divina de generar respeto y adhesión popular, cojamos adelante de todos para que nos amen. 
    El ser humano no sabe que tener derechos no implica romper todo el tiempo con la masa, y en caso de querer hacerlo, o de creer que es lo correcto, tampoco corresponde pedir igualdad. Deberíamos aprender de una vez y dejar de distinguirnos para sentirnos mejores personas. 
    Los hombres y las mujeres libres no necesitan gritarlo, sólo lo saben y lo viven porque es su única verdad. 


lunes, 11 de febrero de 2013

¿Cómo crear un Tirano?




   Se acaba el tiempo y la vida es mucho más gris de lo que cualquier persona normal pueda soportar. El clima interno tiene esa lluvia finita que te moja sin que la veas. Pero esta no es otra de esas historias depresivas, es algo más real (y por lo tanto más horrible).
   Me veo cada vez más parecido a esa gente que anda por el mundo con su cara de bragueta, con la impunidad de sentirse como el orto sin dar explicaciones. A veces quisiera salir corriendo y encontrar un lugar en el que sentirme más colorido. Siempre la respuesta es la misma, irme a revolcar en la mierda ajena, como si eso desatara todos los nudos. Y todo sigue igual de gris, apagado, con la rutina de un aburrido oficinista y jefe de familia, esperando el momento de cortarse las venas y manchar el cuaderno de rojo. Hasta la estupidez es una escusa justificada para romper la monotonía. Repito, repito, y repito, pero me dan ganas de vomitar. La rueda de la fortuna perdió varias monedas y no hace más que girar sin destino. Ya no tengo suerte, si es que algún día la tuve. Me aburro. Respiro, y me sigo aburriendo. Dicen que es una cuestión de actitud, pero no es fácil remar en un río de oscuro y empalagoso chocolate. Es asqueroso. 
   Todos te miran con esa cara de y ese viejo choto de donde salió, porque el rebaño no soporta ver a un tipo cualquiera que hable menos de dos palabras por minuto. No aportás a la causa. Uno tiene que darse cuenta cuando un largo viaje es la solución. La idiotez humana es un camino que no tiene límites. Y desde que dios muró, allá por los '60 en la revolución hippie, la vida en sociedad se puso dura. No hay nadie que te defienda. O te convertís en un pibe canchero o te pasan por arriba. Podemos suponer con esto que la masa es un tractor cero kilómetros. 
   Sigo gris, y ya me pudrieron las películas en blanco y negro. Pero hay algo que odio mucho más: el bullicio de la modernidad mediática. Los caminos parecerían ser dos, o te integrás, o salís corriendo. En mi caso propongo una tercer ruta: dominarlos para que hagan lo que uno les pide. Si logras usar a tu favor ese tono grisáceo, lo que antes te hacía un paria te vuelve ahora el líder de los idiotas. 
   El siguiente paso es elegir un tema que logre unirlos entorno a un espíritu nacionalista; por ejemplo la lacra de los inmigrantes le quitan el empleo a nuestros compatriotas o la inseguridad es un producto de los negros y de las clases bajas justifican muchas acciones y servirán a tu propósito.
   Es por esto que no hay que ver a la masa como un ente peligroso, sino como a frascos vacíos muy fáciles de llenar. Y no fue necesaria ni una gota de color. 


martes, 5 de febrero de 2013

Por amor al arte





   Ahora todos son artistas. Alcanza con ponerse en bolas en una revista, tiradas en la playa con el culo lleno de arena, para ir por el mundo levantando un título que no les pertenece. Se le ha perdido respeto al arte, y las chirusas de hoy en día se creen parte de la historia cuando sólo están en sus quince minutos de fama. 
   Siempre me molestó la gente soberbia, y esa actitud que tienen algunos de creerse los protagonistas de una película que en realidad nadie quiere ver. Pero estos son un caso especial. Han expandido el concepto de artista a "gente que sale en televisión", y de hecho el sensacionalismo termina siendo lo único que consume la masa. Se confunde Arte con soplido populista. 
   Pero esta distrofia conceptual no es culpa y creación del pos modernismo  proviene de algunas décadas atrás donde se creía que la obra se convertía en arte desde el momento en el que el contexto así lo señalaba.  Esta idea se fue desarrollando hasta relacionar por alguna puta razón aquel viejo museo donde un inodoro se le equiparaba a la mona lisa, con la caja boba, aparato donde cualquier inodoro puede ser el trono de un rey. Empezando por actores que en realidad no lo son, y siguiendo con un montón de figuras repetidas, mediatizaciones de la estupidez humana, la vida se ha convertido en una oquedad masificada, oquedad a la cual se la ha identificado con las pinceladas de un cuadro imaginario. 
   Hoy todos son artistas porque en realidad no saben lo que son. Es mucho mejor entrar en soberbia, anunciando cualidades que uno no tiene, antes que caer en el abismo de la certeza y descubrir que uno es un don nadie.


lunes, 21 de enero de 2013

La vida necesita riesgos



    No tomamos decisiones si no estamos seguros de que ello nos traerá inexorablemente buenos resultados. Vivimos en una época en la que nadie toma riesgos ni vive aventuras. La tele lo dice muy claro, el chongo de las publicidades llegó hasta ahí cuando un día mágicamente lo pararon en la calle y le dijeron yo tengo lo que vos necesitas. Hay que aprender a escuchar, los medios no se equivocan
    Tampoco digo que vayamos a recorrer el mundo de mochileros, pero no estaría mal tirarse a la pileta antes de ver si tiene agua. La seguridad tan sobrevaluada no produce más que vagancia, gente tirada en sus sillones esperando a que alguien solucione la vida por ellos.
    Voy a hablar en particular a quienes, por ejemplo, quieren abandonar el seno materno. Irse de la casa de los padres es quizás la decisión más importante y más vital que un hombre o una mujer pueden tomar para el desarrollo de sus vidas; pero siempre cometemos el mismo error, nos sentamos a esperar a que el universo nos envíe alguna señal del tipo "hijo, ya tenés 35 ¿no creés que es tiempo de que vivas sólo?" o para no llegar tan al extremo, queremos que alguien ya haya arado el terreno para poder sembrar y no nos arriesgamos a hacer todo el trabajo. 
     Es muy fácil pretender empezar nuestra vida al mismo nivel en que viven las personas que nos rodean. Vemos que la familia vive en su casa, con sus labores estables, y sin muchos peligros aparentes de quedar en la calle. El miedo nos frena y nos ata a la comodidad del hogar. Tal vez haya que vivir incómodos durante un tiempo, con el temor de que todo salga mal, arriesgando lo poco que conseguimos por el deseo de construir un futuro (y no esperar a que alguien nos lo traiga servido en bandeja).
    Desde donde estamos no se ve si la pileta tiene agua, sólo conocemos nuestras ganas de hacerlo. Quedarnos a hablar teorías sobre cómo el hombre disfruta de estar en el agua sería estúpido si toda esa charla no va acompañado de actos concretos. Y para eso uno necesita tomar riesgos y, evidentemente, cagarse en lo que todos los habladores alrededor pretenden y promulgan. 


miércoles, 16 de enero de 2013

Mejor bueno por conocer que malo conocido



   Estamos acostumbrados a formar parte de la masa. Somos peces en el río, débiles, que se dejan llevar por la corriente. Aceptemos que nos encantan las tradiciones, esas ideas estúpidas que nos atan a una melancólica era de nuestras vidas donde todo era mucho mejor. Siempre me pregunté cual es la razón por la cuál los partidos conservadores promulgan reglas encubiertas para mantener su estatus de vida bajo la escusa de continuar con los viejos valores que llevaron a la sociedad al sitio en el que está ahora. Y nosotros, la "comunidad independiente" queremos cambios, pero al mismo tiempo la ruptura de esos valores por parte de los sucios revolucionarios representaría una tocada de culo. En resumen, queremos que todo cambie sin que nada cambie. 
   Durante largos cuatro años nos molesta absolutamente todo lo que haga el gobierno de turno. Gritamos, rayamos las paredes, pintamos graffitis, salimos en televisión; pero cuando llega la hora de votar mantenemos las tradiciones y preferimos que todo siga igual por miedo a un terremoto político y económico. Esto va más allá de la ideología, y no trato de incentivarlos a nada en particular. Sólo digo que el conservadurismo intelectual no ayuda a la evolución
   Si hablamos, por el contrario, de mantener un espíritu revolucionario lo más común es que nos miren con mala cara. Ya viene el hippie roñoso con sus ideales comunachos, diciéndonos que en cuba se es feliz con la salud pública y fidel chupándote las patas. Si bien todo esto puede ser cierto, el foco de mi discurso tiene más que ver con cambiar de raíz lo que no nos gusta, con las herramientas que nos da el ser parte integrante de la sociedad. Me refiero a cambiar cuando algo nos gusta sin poner como escusa que es mejor malo conocido que bueno por conocer.

lunes, 14 de enero de 2013

Soy preso político en la dictadura de mis padres



   Hoy en día, sobre todo en algunos contextos particulares, tener padres es casi lo mismo que ser esclavos de un sistema dictatorial. Si bien los líderes no llegaron hasta allí con nuestro voto, su actitud al comienzo era tan tierna y contenedora que no pudimos evitar el desarrollo de cierto cariño. Pasaron  los años y nos acostumbramos a su presencia, a su cuidado. Hasta que la adolescencia nos muestra su verdadera cara. 
   La primera etapa es aquella en la que empiezan a presionarnos para que tengamos laburo. Es entendible si pensamos que ellos nos mantuvieron todos esos años. Démosles la razón en eso. Luego nos insisten para que nos vayamos, que ya estás grande, o sino las cosas van a funcionar así mientras vivas bajo mi techo. A lo cual uno intuitivamente responde okey, entonces me voy;  sin ningún tipo de resultados, ya que de su parte sólo nos encontraremos con una pared y miles de vos no te vas a ninguna parte. En algún momento uno se siente como los balseros cubanos que viajan a miami. La mirada demoníaca de nuestros padres, quienes viven sus vidas a través de las decisiones que tomamos, nos frena en cualquier avance que intentemos. Tal vez su idea es ganar siempre a toda costa, no importa cual sea el juego. 
   Cuando ya estamos grandes y tomamos las riendas del caballo, nos ponen cara de perro muerto y tratan de frenarnos mediante el uso de la lástima. Que voy a hacer sin vos y ahora me quedo sola, son las más utilizadas. Ahora es el momento de cortar las amarras, salir volando y hacer de nuestra vida una verdadera democracia... o, en el mejor de los casos, una dictadura donde no seamos los esclavos sino los dueños del poder. 

viernes, 11 de enero de 2013

El dinero no cura la boludez



   No tenemos idea de porqué, pero nos encanta tener plata. Quizás pensemos que Dios nos hará un balance de nuestras cuentas bancarias para darnos una parcela mucho más lujosa en el paraíso, o que los placeres del infierno equivaldrán a las cagadas que nos mandemos en vida. La cuestión es que el siglo XX destruyó el sentido de la solidaridad. Ya no nos importa si el otro necesita de nuestra ayuda, si el pedazo de pan que nos sobró impediría que el linyera se muera de hambre, no vamos a ceder nada de nuestra parte si el otro no lo merece.
   Ese retrógrado pensamiento neo-liberal lo veo en mucha gente que aún admira el estilo de vida americano.  el punto más flojo está en su crítica a la asistencia social. Dejemos de mantener vagos suelo escuchar en los medios; bueno... una buena forma de empezar es no subvencionando a sus papis empresarios, quienes luego se ocupan de llevar el dinero a tierras donde no tendrán que pagar impuestos. Hay mucha hipócresía en ciertos discursos. 
   Por otra parte, están quienes dedican su vida a cagar a otros, a realizar su fortuna a costas del fracaso. Piensan que tenes es sinónimo de éxito, y que cualquier camino que decidan tomar va a ser válido. Para ellos la riqueza está íntimamente relacionada con la felicidad. El dinero no hace a la felicidad, pero ayuda. Debo contestarle que no, el dinero sólo hace que te distraigas y que no pienses en la patética vida que llevas. Seamos sinceros, no vas a dejar de estar solo abusando de tu exceso monetario. La vida es otra cosa. 

miércoles, 9 de enero de 2013

Un oligarca de viaje en el caribe




   El contexto fue en un debate político por las redes sociales. Mi "rival", si es que sus ausentes capacidades humanas determinan que podamos llamarlo de ese modo, motivó mi enojo al desearle la muerte a la presidenta de la nación. 
   Entiendo que los líderes populares causen recelo, e incluso envidia, en sectores sociales que nunca lograron llegar al gobierno desde los noventa; pero bajemos un cambio muchachos. Mi respuesta inmediata a sus afirmaciones, donde además se había dicho que la vida era justa por provocarle una enfermedad terminal a alguien como Chavez, fue que estaba agradecido por ubicarme en la vereda de enfrente. Uno tiene que reconocer cuál es el equipo correcto al ver a sus integrantes. Si de pronto encontrás en uno de los bandos a hijos de puta con los que no hubieras deseado coincidir vas a pensar en un cambio. Me contestó que se alegraba,  a lo que yo contesté prometiéndole una campaña para recuperar sus neuronas (comparándolo irónicamente con la recuperación de la Fragata Libertad, para los que no están al tanto). Lo que más me indignó fue su actitud canchera al indicar que la situación no le importaba demasiado por un viaje al caribe que realizaría en los próximos días. Cuando paré de reírme me puse a pensar; está claro, ellos creen que tienen poder de decisión,  casi una fuerza divina que los obliga a manejar los hilos del mundo, solo porque tienen plata. Así funciona la vida, me voy al caribe y vos te quedás acá vitoreando a la presidenta de los pobres. Esos son parámetros con los que muchos se manejan y con los que yo no quiero saber nada. ¿Desde cuando poder hacer un viaje te va a servir para ganar una discusión  ¿o para convertirte en mejor persona? Me alegra estar en el lado correcto. 
   Tendría que ser más calmado o no darles tanta bola, pero no puedo, me indigna que armen parámetros sociales tan estúpidos y que le deseen la muerte a un líder solo porque no favorece a los sectores más elevados de la sociedad. Además, si nos odian es porque algo estaremos haciendo bien. 

"Damián Aguirre. @damianaguirreok
@davidkhusi Tene cuidado, hay mucho chavista por el caribe y las rubias como vos no son muy bien aceptadas alla."

martes, 8 de enero de 2013

Los extremos son un mal necesario




   Está de moda la neutralidad; nunca faltan los que se meten en una pelea a calmar las aguas, esos boludos conscientes que nos piden diálogo en medio del campo de batalla.
Ideológicamente, todos tenemos opiniones tomadas sobre cada situación. Es normal, y hasta entendible, que cuando surge un tema se armen dos grupos completamente antagónicos. Por naturaleza humana siempre van a existir los conservadores que buscan mantener la tradición; y al otro lado del ring también es positiva la presencia de mis amigos los hippies revolucionarios, sin los cuales el mundo mantendría su aburrida y rutinaria marcha. Ahora lo que no entiendo es cómo a algunos se les puede ocurrir si quiera plantear que el disenso es malo. Se escucha mucho entre los políticos nacionales la frase es necesario llegar a acuerdos. Por el contrario, yo creo que una relación entre dos personas, o grupos, es sana cuando hay diferencias. El centro es estancamiento. Para cambiar es necesario sacudir el piso, mandar a cagar al otro cuando nos lleva la contra, pegar un grito y un golpe en la mesa para hacernos escuchar.
   La diferencia es justa y necesaria. Cuando dos personas que se ponen de acuerdo estamos frente a dos ideas incompletas, frente a proyectos rotos que cedieron parte de su esencia  El punto en común significa enterrar nuestra lucha por llegar a algo. Si nos dejamos penetrar por el engaño del neutro, que en realidad no es más que un rival disfrazado de cordero, daremos en el parto a un hijo bastardo que no tendrá nada que ver con nosotros. Terminaremos dándolo en adopción y perdiendo la cordura.
Los extremos hacen falta para que el mundo mantenga su equilibrio.  

sábado, 5 de enero de 2013

El sexo con amor es para cornudos




   Quieran o no, somos personas. Cuando nos ponemos en pareja el primer reflejo que surge es, "de ahora en más sos mío/a, ni se te ocurra andar probando cosas porque conmigo debería de alcanzarte". Si, porque seguramente somos seres perfectos que pueden complementar en la cama todos los espacios vacíos y necesidades del otro. Debemos cumplir todos los roles, y estamos capacitados para llenar cada una de sus fantasías, casi actores pornos les diría; así que a no andar buscando en lo ajeno lo que se tiene en lo propio.  
   Ahora hablemos en serio, no somos los mejores especímenes, y, si así lo fuéramos,  siempre habrá algún morbo en la mente de nuestro chico/a en donde no vamos a encajar. La tiranía sexual no es sana, y hace que a la larga la relación se desgaste. Confundir sexo con amor, hace que el otro nos termine dejando. 
   Si bien en algunos casos el deseo y el romance van de la mano, sobre todo en el caso de las mujeres, la mayoría de las veces, el cuerpo y el alma no sienten de la misma forma. Desde nuestro lugar, obligamos al otro a que ni siquiera piense en que otras personas lleguen a excitarlo. No estoy haciendo apología de nada, que quede claro, pero me parece justa una dosis de libertad. No por nada dicen que si sueltas a alguien, y este se queda a tu lado, es porque es el indicado para ti. Nah! pero en serio, ese mecanismo lleva al otro a querer explorar. Le estamos prohibiendo que juegue  y lo prohibido siempre llama la atención. Uno quiere caer en esa trampa y ver hasta donde es capaz de llegar. Si en cambio fuéramos capaces de darle lugar a lo nuevo, como ver una película erótica con nuestra pareja y dejar que sus ratones vuelen (o lo que nuestro valor e imaginación sean capaces de soportar) nuestras relaciones serian menos rutinarias y más divertidas. Quizás, actuando así podamos lograr que la tentación se convierta en un simple paso de comedia, en la escena de una tramoya mental que probablemente nunca llegue a concretarse (y de ser así, es muy bueno que se separen el cuerpo del alma, ese matrimonio lleva junto mucho tiempo y nunca ha dado buenos frutos).
   Seamos lógicos ¿Es posible que desde el momento en el que concretas una relación seria con alguien, todas las demás personas dejen de parecerte sexualmente atractivas? ¿Existe alguna razón por la cual se haga un acuerdo tácito entre los "enamorados" para que estos se hagan la paja en secreto y miren a otras posibles víctimas como un espía iraní le sigue los pasos a soldados norteamericanos? Si lo pensamos dos veces, hasta nos suena estúpido llegar a semejante nivel de esclavismo
   Está bueno amar a otra persona para toda la vida, lo que no hace bien es creer que todos los cuerpos funcionan conectados al enchufe de las emociones. 

jueves, 3 de enero de 2013

Cambia, todo cambia




   Hoy noté que la gente está cómoda en la mierda de siempre. No les importa si su vida es pequeña y rutinaria, no importa si está aburrido y no encuentra el eje, no importa si ciertos procesos ya cumplieron su ciclo, siempre van a preferir "malo conocido a bueno por conocer" (dicho que por cierto me parece de las creaciones más nefastas). Se nota más claro en los grandes cambios políticos y sociales. Lo típico es negarse a aceptar todo lo que no tenga ningún tipo de influencia sobre su propio bolsillo. Es difícil que se sienten a analizar el verdadero alcance de la medida en cuestión. No les gusta cambiar, pero quieren que las cosas cambien. Tal vez esperen un pase de magia, o que algún platillo volador descienda sobre ellos y los ilumine, pero no se dan cuenta de que la realidad se mueve cuando los hombres se mueven. 
   Se comprende el nivel de mediocridad de estos especímenes, y tampoco hablamos de modificar todo de una, aunque nunca viene mal una revolución de vez en cuando; lo que se dice acá es, si les molesta, cámbienlo  pero no se quejen como si estuvieran felices con su vida. Si alguien les ofrece la manera de arreglar el quilombo en el que viven, acéptenlo y dejen de molestar a los demás. 
   Cambia, todo cambia, y es inevitable que a la larga, o a la corta esos grandes cambios nos hagan bien. De a poco lo hace cualquiera, pero es mucho más valedero cuando se corren del lugar grandes superficies. Esos lugares vacíos dan pié a crear algo nuevo y mucho mejor. 
   En fino criollo: acepten lo que se les da y déjense de joder.


miércoles, 2 de enero de 2013

El mal de la soberbia



   Es muy fácil basurear a otro cuando sabés que es mucho más débil que vos. A todos nos gusta sentirnos superiores, poder ver alguna vez en nuestra vida por encima del hombro, pero no está bueno que la consecuencia de tales acciones sea hacer mierda a otra persona. Igual no lo podemos evitar, ese gen de cancherismo que se arraiga en lo más profundo del argentino, esa forma de encarar el mundo, de llevarse todo por delante. 
   Uno cree que lo puede manejar. Entra en la situación, mentalizándose con que nada de lo que le digan lo puede afectar. Sé que lo voy a lograr, no voy a caer en la misma trampa; hasta que de pronto la vena en el cuello toma ese color morado y se hincha hasta formar una ramificación de nuestro cuerpo... ramificación que por cierto representa todo el odio, la envidia, la crisis de autoestima en la que cae la personalidad. Él sabe que estamos en desventaja, y en lugar de irse -viendo que su victoria no tendría gusto a nada- se mantiene firme en su postura, y comienza a refregarnos por la cara cada una de sus virtudes. Es cierto que la respuesta correcta debería ser respirar profundo y mirar para otro lado, pero no, nadie en su sano juicio se comporta de esa manera. No seamos tontos, hasta yo le pegaría a alguien que se hace el superado cuando lo están criticando. Sin embargo, tampoco es justo convertirnos en carne de cañón.
   El canchero es el rey del mundo. Pisa como lo haría un dinosaurio, consciente de su imperio, sabiendo que nadie puede hacerle frente. Encima todo parece salirles bien, cada uno de sus argumentos está justificado en la realidad. Uno siente bronca, y la vena se hincha más. Queremos reprimirnos, no tiene que darse cuenta o si no es peor; pero es al pedo, reaccionamos como un chico de quince años, saltándole al cogote y lanzando trompadas que obviamente nunca llegan a destino. 
   No sé como se actúa con gente así, ni sé cual es la forma de discutirles sin ser uno víctima de su propio ataque. El cancherismo es una plaga que hace que uno se odie a si mismo. 

martes, 1 de enero de 2013

Es hora de cambiar un poco la rutina



   No coincido que año nuevo signifique vida nueva. Si fuiste un boludo toda tu vida, muy probablemente seguirás siendo en el 2013. Aunque si hace bien proponerse un cambio, tomar el símbolo, la metáfora si se quiere, como el eje de un comienzo. Ser un poco menos mediocre no viene mal.
    En mi caso me propongo aunque sea constancia. No cambiar de opiniones todo el tiempo, de objetivos, decidir cosas pequeñas y poder llevarlas a cabo. Darle a este espacio la forma que quiero, y mantenerlo en el tiempo, es algo muy importante también, porque es mi vos, mi lugar en el mundo. Todos deberíamos plantearnos el objetivo de que este año esté representado por una palabra, y llevarla a cabo en cada momento , para que en el próximo 31 de diciembre podamos decir que este año fue más que un amor que funcionó. Necesitamos más que pequeños cambios. 
    Hagamos pequeños avances con una gran mentalidad. 
    Así que para todos ustedes un muy feliz 2013!!!